Lo siento tanto, cuidé a muchas personas durante el COVID que fallecieron. Lo siento tanto que murieron solos. No puedo seguir adelante. No puedo hacerlo. No debería haber pasado. Los amo.
COVID.
Vi a personas a las que cuidé durante años, con quienes pasé más tiempo que con mi propia familia, a quienes amé.
Fueron sacadas por una puerta lateral después de su muerte, sin permitir que se les lavara ni vistiera con ropa de dormir limpia, sin permitir siquiera ponerles sus dentaduras. Sacadas por una puerta lateral. Ni siquiera por la puerta principal.
Si entras por la puerta principal, deberías salir por la puerta principal.
Sacadas por una puerta lateral.
Las amaba. Las amaba.
Las amaba tanto y merecían algo mucho mejor.
Las veía, llorando desconsoladamente, mientras se las llevaban personas con mejor equipo de protección que el mío, porque había escasez, veía cómo llevaban a estas personas que conocía, a quienes amaba, a una muerte completamente indigna.
Y aun así, me obligaban a compartir, a lavar entre visitas, a literalmente fabricar mis propios equipos de protección.
No es de extrañar que yo, y muchos como yo, tuviéramos crisis nerviosas y fuéramos diagnosticados con PTSD.
Lo siento, Agnes, lo siento Mary, lo siento Dorothy. Joe, lo siento muchísimo.
Lo siento por tantas, tantas personas más. Merecían algo mejor. Merecían una muerte más digna.
Los amo y los extraño.
Tampoco debería haber tenido que estar tirada en el suelo en posición fetal, llorando, mientras ustedes gritaban mi nombre, y no me permitían entrar.
Lo siento, Agnes, solía darte un beso de buenas noches cada noche. Y lloraste cuando me fui, no me permitieron acercarme. Me preguntaste “¿por qué no recibo un beso de buenas noches?”, y tuve que irme. Llorando. Moriste dos días después.
Ojalá te hubiera dado un beso de buenas noches.
Lo siento.
No sé qué esperar de esta publicación, por favor no me vengan con conspiraciones antivacunas. Lo viví. Vi el horror. Personas ahogándose.
Gente que no habría muerto si no hubieran contraído COVID.
Fue un momento aterrador y horrible.
Me tomó años poder siquiera hablar de ello.
Fui hospitalizada después de un colapso, estuve suicida, estaba muy mal.
He trabajado mucho en mi salud mental, con mi psicólogo, y ahora estoy con medicación muy fuerte.
Ha sido un camino largo. Estoy avanzando. Ya no me hago daño ni soy un peligro para mí misma.
Pero todavía tengo sueños, pesadillas, remordimientos nocturnos.
Lo siento muchísimo, ojalá hubiera hecho más, ojalá hubiera podido hacer más.
Lo siento.
¿Tú qué harías? Déjanos tu respuesta en los comentarios.